En el primer artículo, escribía sobre cómo empezó la deriva independentista de Artur Mas y de su partido CDC.
En el segundo artículo, analizaba los resultados de las Elecciones al Parlamento de Cataluña, aquellas Elecciones que el rey Arturo llamó 'plebiscitarias'.
El resultado de las últimas Elecciones dejaba un tablero endiablado: La lista de Juntos a la Tierra prometida se había quedado muy lejos de la mayoría absoluta (68), pero tampoco había una alternativa real a ese gobierno. Las candidaturas constitucionalistas (C's, PSC y PP) sólo reunían 52 de los 135 diputados del Parlamento de Cataluña.
Descartada la opción de crear un gobierno estable y razonable con el PSC para políticas sociales y alejado del viaje a ninguna parte, el rey Arturo se lanzó hacia la investidura sin apoyos para sacarla adelante. El único 'socio' factible para continuar con el golpe al Estado, era pactar con la CUP, pero esta amalgama de anticapitalistas, independentistas y violentos pusieron una línea roja: no votarían a Artur Mas para presidir la Generalitat.
Un 9 de noviembre, el de 2015, Artur Mas se subió al estrado para pedir la confianza del parlamento catalán. Pero los 62 votos afirmativos de Juntos por la tierra prometida se vieron superados por los 73 votos negativos del resto de diputados. Votó NO C's (25), votó NO el PSC (16), votó NO Cataluña si se puede (11), votó NO el PP (11) y también votaron NO los 10 guerrilleros de las CUP.
Con esa primera votación se ponía en marcha el reloj de la democracia y se abría el plazo de 2 meses para que hubiera gobierno en Cataluña o los catalanes volvieran a hacer eso que tanto le gusta: votar de nuevo. En el segundo intento, Artur Mas volvió a salir derrotado de la sesión de investidura.
Después de estrellarse con la CUP que pedía su cabeza, Artur Mas empezó a hacer concesiones a los radicales extremistas anticapitalistas. Sí... el máximo exponente de la burguesía catalana, bajándose los pantalones a dos manos antes una panda de violentos antisistemas. Con una fecha marcada: la del 20 de diciembre, en la que se celebraban Elecciones Generales y se podía abrir un nuevo ciclo político.
Pero los resultados de las Elecciones Generales, en las que la coalición En comú se proclamaba ganador y ERC daba el sorpasso a CDC que se presentaba bajo el nombre de 'Democracia y Libertad', la seria posibilidad de que ERC no quisiera reeditar el pacto de coalición para unas nuevas elecciones autonómicas y el fin de los dos meses de plazo para que hubiera gobierno no despejaron el camino.
El cielo se acabó de oscurecer para Artur Mas cuando en la Asamblea Nacional Abierta de la CUP sobre si votar o no a Artur Mas para la Presidencia de la Generalitat se producía un surrealista empate a 1.515 votos.
Unos días más tarde, el órgano competente de las CUP decidía mantenerse en el NO a Artur Mas. El rey Arturo veía esfumarse la última oportunidad para poder seguir siendo el líder de su pueblo soberano hacia la tierra prometida. Sólo una semana para que se disolviera el Parlamento y se convocaran nuevas elecciones, que se celebrarían en el mes de marzo de 2016. Además, el horizonte en la política española era de bloqueo.
Finalmente, en el penúltimo día, el rey Artur Mas declinó, renunció al trono y propuso como candidato a presidir la Generalitat al alcalde de Gerona, el doble de Harry Potter, Carlos Puigdemont, 'Puyi' para los amigos. Con ello, consiguió desbloquear el panorama político y la CUP decidió prestar 2 votos favorables para que los 62 diputados se impusieran a los 63 del resto de oposición y 8 abstenciones.
Creía Mas que haciéndoles firmar a los antisistemas una serie de condiciones, éstos acabarían cumpliéndolas. ¿Pero qué clase de antisistema se pensaba Artur Mas que tenía enfrente al otro lado de la mesa de las negociaciones?
Puigdemont llegaba a Presidente de la Generalitat y se marcaba un plazo de 18 meses para culminar la desconexión con el resto del país. Ese plazo termina el próximo 8 de julio. A partir de entonces, Cataluña estará desconectada.
@ajcalzado
