La doble cita con las urnas, propició nuevos errores de Pedro Sánchez. El primero de ellos, el tono triunfalista exhibido tras la dura derrota del PSOE el 20 de diciembre, en la que pasaba de 110 a 90 diputados. Otros dos más, al dejarse engañar, primero por Pablo Manuel Iglesias Turrión y después por Mariano Rajoy Brey. Y finalmente, su mayor error, el que dividió al partido, el que propició el Comité Federal famoso del 1 de octubre y que le hizo dimitir, el de querer convocar un Congreso exprés cuando los españoles no sabían si tendrían gobierno o nuevas Elecciones.
9.- El tono triunfalista y la poca autocrítica de una mal resultado #20D
La misma noche electoral, Pedro
Sánchez dijo una frase que ha sido malinterpretada y tergiversada hasta la
extenuación por los medios de comunicación: “Hemos hecho historia, hemos hecho presente y el futuro es nuestro”. Entiendo que Pedro Sánchez se refería a lo
que el PSOE ha representado en la historia. Pero esa frase pasó a la
posterioridad en los medios de comunicación como “el resultado ha sido histórico”. Por mucho que se le reprochó esa
inventada frase que nunca fue pronunciada por Pedro Sánchez, ni él ni su equipo
salieron a aclarar el sentido de la frase y a combatir la manipulación y
tergiversación de la misma.
El discurso de Pedro Sánchez bien parecía el de un ganador de elecciones |
10.- Pedro Sánchez se deja engañar por Mariano Rajoy
He de reconocer, y a fuerza de ser
honesto y sincero, que este error ni yo mismo lo vislumbré en su día, pero se ha
declarado error con el paso del tiempo. Mariano Rajoy aprovechó la rueda de
prensa de la vicepresidencia y los ministerios de Turrión para renunciar al
mandato real del Rey Felipe: en encargo de intentar formar gobierno.
Mariano Rajoy expresa que ha renunciado al encargo del Rey porque había una alternativa en contra |
Tras esa
renuncia histórica, Pedro Sánchez dio un paso al frente y sugirió que si el Rey
le encomendaba dicho encargo, él no renunciaría, aunque sólo fuera para
desatascar el bloqueo creado por Rajoy y es que el artículo 99 de la
Constitución establece que el tiempo sólo empieza a contar a partir de la
primera votación de la investidura. Sin investidura, España hubiera entrado en
una especie de purgatorio sin forma de desbloqueo constitucionalmente posible.
Rajoy consiguió su doble propósito: hizo que Pedro Sánchez fuera el que diera
cuerda al reloj de la democracia y además que fracasara en su intento de ser
Presidente del Gobierno. Por ello, a las elecciones del 26 de junio, Rajoy
llegó con cartel del candidato que había ganado las elecciones y no le habían
dejado gobernar y Pedro Sánchez como aquél que había intentado propiciar un
cambio y no lo había conseguido.
11.- Pedro Sánchez se deja engañar por Turrión
Después de las elecciones
Generales, el secretario general de Podemos se empeñó en un solo objetivo: que
hubiera nuevas elecciones generales para poder integrar en su amalgama a la IU
que había tenido 1 millón de votos y convertir el sorpasso de votos conseguido
en también sorpasso de escaños. El Secretario General del PSOE, Pedro Sánchez y
su círculo pretoriano fue incapaz de adivinar la estrategia del enemigo.
Turrión pide ser Vicepresidente para todo: RTVE, CIS, CNI, policía, ejército... |
Y eso
que en la estrategia fue lo menos discreto posible: como aquella famosa rueda
de prensa en la que se proclamaba vicepresidente omnipotente del Reino de
España y repartía los principales ministerios ‘sociales’ a sus amiguetes, o
incluso, la cal viva derramada en pleno debate de investidura de Pedro Sánchez.
No fue muy sutil Turrión, pero consiguió distraer y engañar a Pedro Sánchez que
llegó a creer en que podría hacerse con la presidencia del Gobierno y desalojar
a Rajoy, a su Gobierno y a sus políticas.
Turrión alude a la cal viva, para asombro y pesar de su nº 2, Íñigo Errejón |
12.- Pedro Sánchez da un volantazo a la nave socialista
Durante todo el año, el
Secretario General del PSOE había dejado claro que lo primero era el país,
España y el conjunto de los españoles; y en segundo lugar el partido, el PSOE.
Eso había hecho que el Congreso del PSOE que se tenía que haber celebrado en febrero
de 2016, se fuera aplazando en el tiempo.
Pedro Sánchez podría haber
convocado una consulta a la militancia (como la de febrero para el acuerdo de
Gobierno con C’s) para preguntar qué voto tomar ante la investidura de Mariano
Rajoy. Sin embargo en el mes de septiembre, Pedro Sánchez decidió dar un
volantazo: ahora el Congreso pasaba a ser su máxima prioridad y además como los
plazos para convocar un Congreso Ordinario (al menos 60 días según los
Estatutos federales del PSOE) no dejaban margen de maniobra (había fecha para
nuevos comicios el 18 de diciembre), se sacaba de la chistera que fuera un
Congreso Extraordinario, exprés, en un plazo de 15 días para que pudiera
celebrarse antes de que se acabara el plazo de los 2 meses desde la primera
investidura fracasada de Rajoy y se convocaran nuevas elecciones automáticas.
Y lo peor de todo, daba el
volantazo sin justificaro, sin motivarlo, sin explicar los criterios que le
habían hecho cambiar la opinión que había mantenido durante todo el año. ¿Porque
no había motivos para el cambio de criterio, porque realmente ése era el
criterio de Pedro Sánchez durante todo el año y sólo había sido hipócrita cada
vez que decía que lo primero era el Gobierno de España, o porque los motivos
eran inconfesables ante la sociedad e incluso ante los militantes del PSOE? Me temo
que nunca lo sabremos. Pero fue ése, y no otro, el error que propició el
vergonzoso Comité Federal del 1 de octubre de infaustos recuerdos y su
posterior dimisión tras perder la votación al no salir adelante la hoja de ruta
para el Congreso exprés.
@ajcalzado
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